Opinión

Predominio del presentismo

EMPLEO ESE neologismo para referirme a la visión actual que observa, analiza, recrea y juzga el pasado con la óptica de hoy, del presente.

Acaso sea esa la explicación por ejemplo de lo que vengo observando desde hace tiempo en representaciones de opera y teatro. Se desdeña el vestuario del tiempo en el que el autor del libreto o de la obra sitúa los hechos, enjaretando a los protagonistas, actores y figurantes ropas actuales, e incluso variando la condición de los intervinientes. Así, unas monjas que atienden en un hospital son transformadas en enfermeras, los esbirros de un rey en nazis de la SS, o un sacerdote católico en el texto original en una especie de religioso ecuménico. Claro el artificio ofrece alguna dificultad, porque en muchas ocasiones el relato hoy no podría cursar igual.

En realidad entiendo que lo que ocurre en la sociedad actual, lo que apunto lo he constatado entre nosotros pero también en otros países, es que por decirlo de alguna manera, hay quien ha decidido ‘normalizar’ el pasado, lo que molesta del pasado, y sustituir lo que en el pasado se rechazaba o censuraba, metiendo de matute estándares actuales. Sería el ejemplo que antes apuntó de esbirros por nazis.

Por mucho que se quiera censurar lo que hoy no es social, política, intelectual o existencialmente correcto, no parece razonable que al referir el pasado, incluso cuando aparece en una ópera, quieran desfigurarlo e incluso tunearlo a veces, para que se parezca a lo que hoy es correcto, por no hablar de verdaderas usurpaciones del título de una obra, pues lo que se representa, como por ejemplo estos días acontece en el teatro de la Comedia de Madrid, con el diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevaraun soporífero espectáculo que de clásico sólo tiene el título y que es sólo una zarabanda insufrible-nada tiene que ver con lo que escribió el gran autor de nuestro siglo de oro. Claro que según e reiteran los actores la representan unos payasos.Lo de que el pasado explica el presente no parece hoy una afirmación válida. Se olvida que el pasado es un tiempo definitivo en el que está escrito lo que ya se ha vivido, lo que ha existido e incluso lo que se ha pensado. Sin el pasado, tal como fue, sin desfiguraciones ni visiones oportunistas, seríamos incapaces de entender el presente.

De lo dicho podría seguirse, que por eso, muchos es posible que no lo entiendan. El presente es la vida de hoy, la historia que se escribe cotidianamente, y podemos vivirlo y después escribirlo como ha sido. El pasado está cerrado y bloqueado. Fue lo que fue, como fue y por lo que fue. Y no caben pactos ni negociaciones sobre el, aunque que hoy no nos guste, y haya quien visto lo visto, lo quiera disfrazar con ropa actual.

Disfrazar si, pero cambiar el pasado no, actualizarlo o normalizarlo tampoco. No, eso no está al alcance de las generaciones actuales, aunque lo crean, y por eso

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