Opinión

Verano

EL VERANO empezó el 21 de junio, pero las vacaciones mayoritarias acaban de comenzar, y lo han hecho en los días en los que el calor aprieta y parece que coincide la oportunidad del descanso estival de los más, con la evolución de la meteorología en estos días caniculares de los que la mitad, ya han transcurrido.

La actividad  política solía suspenderse después del último Consejo de Ministros de julio, pero este año, en el que todo se altera,  parece que esta semana será la última reunión del Gobierno, (gobierna aun no puede decirse, porque todavía no se ha ‘adaptado’el diccionario), y se iniciará el descanso estival en el espacio público.

Ahora se hablará del Palacio de Doñana, llamado de las Marismillas, donde parece que van a pasar sus jornadas de descanso el Presidente y su familia, por razones de seguridad, ya saben. Hay que ver lo que ha dado de sí la seguridad desde 1977, para justificar lo que de otro modo requería ser explicado en muchas ocasiones. Veremos fotos glamurosas o que pretendan serlo, más supongo de las Ministras que de los Ministros —a ver cuando se arregla esa ‘discriminación’—, y descansaremos un poco, así lo espero, de Puigdemont, que no podrá ir a la paella de la Costa Brava. Algo tendrá que  no pueda hacer, que no todo es posible siempre, ni siquiera para él. No sé si por veinte años o por menos, al menos por ahora.

Y vamos a ver cómo se comporta el resto del tiempo canicular hasta el 15 de Agosto, en el que formalmente acaba el periodo.  No están los ánimos para muchos calores, y menos para ‘las calores’ que es como en nuestra Andalucía se denomina al calor extremo.

De todo habrá supongo, como casi siempre sucede, que no se ha vivido verano sin calor ni invierno sin frío, más o menos. Es la vida.

Claro que eso no puede ser inexorable solo en el clima. La vida tiene sus exigencias, como las tienen todos los acontecimientos de ella, y desde luego el ejercicio de responsabilidades públicas.

Al comienzo de este estío pienso si alguien cree o puede creer que el ejercicio del poder en una sociedad democrática, previo dialogo incluso, es ilimitado. Y no. En una sociedad democrática el poder tiene límites, siempre. Incluso en los estados de excepción. Democracia es de alguna manera control y limitación del poder. De modo, y eso vale para el regreso, que nadie puede hacer algunas cosas, nunca, no hay justificación alguna para ello, y deben tenerlo en cuenta cuantos detentan potestades. Al final, pasa lo que pasa, y pasará lo que tenga que pasar, y ni siquiera para conjugar el riesgo de lo peor, pueden  trascenderse limites que son de suyo infranqueables, porque así lo ha querido el titular de la soberanía que es el pueblo.

Pero ahora, amigos lectores son días para que disfrutemos del tiempo vacacional con el espíritu horaciano del ‘Carpe Diem’.

Felices días.

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