Opinión

Un bigote para Feijoo

Solo la reconocida brillantez dialéctica de Adriana Lastra encuentra lecciones a tomar por Feijoo en Francia para frenar el crecimiento de la extrema derecha en España. La carencia de base argumental —el cordón en Francia no frenó el crecimiento de la extrema derecha— deja claro el objetivo real: mantener la confrontación de bloques. Hay que pintarle bigote a Feijoo. Si se coloca al nuevo líder de los populares en hipotéticas posiciones —agarrado al brazo de Abascal— se justifica que no haya puentes entre populares y socialistas. Se carga de razones Pedro Sánchez para no contaminarse en diálogo y pactos con el PP de Feijoo. No hay espacio para la política de diálogo que arrincone la crispación y la confrontación abierta y descarnada que se practicó a uno y otro lado. No interesa dar por superada esa situación. Sobre la política de Estado prima colocar en el imaginario del electorado a un Feijoo del brazo de la extrema derecha. Aparece como más rentable electoralmente para el sanchismo.

Si no se abandona la confrontación de tono subido la responsabilidad será de Feijoo que no aprende de Francia. ¿Qué tendría que aprender de los conservadores franceses? A mandar a la irrelevancia su partido. El cordón sanitario frente a la extrema derecha en Francia ha servido para colocar a Chirac y a Macron en la Presidencia pero no para frenar el crecimiento electoral de la extrema derecha, los populismo y los radicalismos por la izquierda. La incapacidad para aprender de los dos partidos mayoritarios en Francia alimenta el crecimiento del radicalismo Ahí está Marine Le Pen como alternativa real de poder. De las alertas anteriores frente al apoyo electoral a la extrema derecha ni los conservadores ni los socialistas concluyeron cambios que el electorado haya visto o valorado. Los votos así lo dicen.

¿Será trasladable, quizás, la forma en la que cavan la tumba Les Republicains, los conservadores? ¿Será la profundidad del agujero a la que ha llevado al Partido Socialista la candidata Anne Hidalgo el modelo para aplicar en España? 

La demagogia y las exclusiones de Adriana Lastra no sorprenden. Ni las de Sánchez en mitin. Sorprende que desde el Gobierno —también usted, señora Calviño— y desde la mesa de las comparecencias tras el Consejo de Ministros tiren de charloteo semejante para que derrape la política de diálogo. Los datos del Cis de ayer explican que teman la pérdida por el centro. Las precauciones y las estrategias electorales frente a un PP con nuevo liderazgo e imagen de moderación no exigen pasar por la continuidad de la crispación y la incomunicación como armas políticas . A qué precio es esa estrategia para España. 

Las peroratas desde el Gobierno al recién llegado Feijoo, con el pretexto de los cordones sanitarios en Francia, siembran más que dudas sobre la voluntad de acordar y pactar por el Gobierno. Si unos pretendieron deslegitimar para cualquier acuerdo a quien se sienta con separatistas y ‘amigos de los terroristas’, a otros interesa desautorizar a quien no aplica el modelo francés de cordones sanitarios a la extrema derecha. La extrema derecha es ya en Francia la derecha porque la derecha tradicional desaparece del escenario por decisión de los votos. Sucede lo mismo, y acentuado o agravado, por la izquierda, con el Partido Socialista.

Comentarios