Opinión

Si uno fuera Gareth Bale

SI UNO fuera Gareth Bale, quizá no tardaría mucho en descolgar el teléfono para pedirle a mi representante que me lleve de nuevo a las islas, de vuelta a casa. Si uno fuera Gareth Bale, no comprendería nada. Si uno fuera Gareth Bale, estaría hasta el moño, o hasta la diadema, de aguantar a una prensa deportiva que empieza a superar peligrosamente las cotas que alcanzaron en su día los tan denostados tabloides británicos. Si uno fuera Gareth Bale, no comprendería cómo hay todavía aficionados de su equipo que compran esa mercancía. Por suerte para él, Gareth Bale no es uno. Seguramente, el galés vive en su burbuja, aislado del mundo que le rodea en Madrid -de hecho, apenas habla español, ya se sabe cómo son los británicos para los idiomas- y solo sea consciente de las críticas, del escrutinio constante y riguroso a que es sometido cuando quienes deberían animarle y aplaudirle en el estadio Santiago Bernabéu le silban.

Porque pocas veces se ha atacado a un jugador como se hace con Bale, al que ya de entrada se le cargó con una hernia discal de la que jamás se supo. Por supuesto, quienes publicaron en su día la estruendosa exclusiva, quienes se negaron a ofrecer hasta el día siguiente la versión del Real Madrid y de sus médicos, no fuese a ser que les estropease el jugoso titular, aún no se han disculpado con el futbolista de Cardiff. Es más, a cada partido cargan contra él como si no hubiese un mañana.

No se puede ocultar la guerra que cierta prensa mantiene desde tiempo inmemorial con Florentino Pérez

¿Y qué ha hecho el bueno de Bale para granjearse tanto enemigo? Bien, es cierto que la actual no es su mejor temporada. Es cierto que puede ofrecer mucho más y que su actitud un tanto ausente le ayuda poco. Tan cierto es eso como que su entrenador podría aprovechar mucho mejor sus cualidades. Quién sabe, quizá situándole en la izquierda y con libertad de movimientos por todo el frente de ataque se vería al verdadero Bale. Por qué Carlo Ancelotti no lo hace es un misterio tan grande como averiguar las razones por las que Íker Casillas continúa siendo el portero titular del Madrid.

Volvamos a las razones por las que Bale es denostado. No se puede ocultar la guerra que cierta prensa mantiene desde tiempo inmemorial con Florentino Pérez, quien en su día, con su llegada a la presidencia de la casa blanca en el verano del año 2000, bloqueó el posible desembarco de un importante grupo de comunicación en el Real Madrid, al parecer totalmente pactada con su antecesor. El Real Madrid vivía entonces tiempos de gloria deportiva (acababa de conquistar su octava Copa de Europa, la segunda en tres años), pero también de zozobra económica (el traspaso en el mercado de invierno de Clarence Seedorf al Inter ayudó lo suyo a pagar las nóminas). La conversión en sociedad anónima, y la consiguiente entrada de capital externo, parecía inevitable. Pero los socios del Madrid eligieron a Pérez y este salvó lo que parecía irreversible mediante la polémica recalificación de los terrenos de la antigua ciudad deportiva y la explotación de conceptos poco desarrollados entonces (merchandising, giras por Asia o control de los derechos de imagen de los futbolistas).

Otro de los factores que conducen a la campaña contra Bale es su condición de británico. Más bien, de no español.

De ahí viene la guerra. Porque desde entonces, a cada sonado fichaje de Pérez la respuesta ha sido el ataque y la búsqueda de los tres pies al gato.

Otro de los factores que conducen a la campaña contra Bale es su condición de británico. Más bien, de no español. Los ataques contra el galés recuerdan los que hasta no hace mucho sufría el hoy liberado Karim Benzema. Al francés no se le perdonaba que fuese titular en lugar de un español. Morata, pongamos por caso. Desde que el madrileño se marchó al Juventus no existe la crítica contra Benzema, cuya competencia ahora la representa un mexicano, Chicharito.

Lo que barruntan los ‘antibales’ es que cuando regrese James Rodríguez tras su lesión el perjudicado será Isco. Piensan estas mentes que el malagueño debería ser titular en detrimento de Bale. Incluso Jesé debería estar por delante del galés en la rotación. ¿Por qué? Pues porque son españoles. Ni más ni menos. Si, por un supuesto, Isco o Jesé, o los dos, saliesen en verano del Madrid y en su lugar llegasen uno o dos futbolistas extranjeros, la campaña contra Bale concluiría. Y empezaría otra contra otro jugador que jamás podrá vestir la camiseta de la selección española y que supuestamente cerraría el paso a alguien digno de tal gloria. Quizá la campaña obedezca a eso. Quizá a intereses más oscuros.

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