DESDE 1973, Júpiter ya ha recibido la visita de nueve sondas. De ellas se sacaron datas sobre el planeta gigante como los anillos que lo rodean o la actividad volcánica de su luna. Tras cinco años de viaje ahora allá arriba está Juno, llamada a enviar a la Tierra información, entre otras cosas, sobre el agua que contiene. Analizar estos datos permitiría deducir de dónde llegó el agua que permitió la aparición de la vida en nuestro planeta.
Teorías a parte, lo que es innegable es la admiración del hombre por conocer el Universo exterior. Muchas misiones a lo largo de los años intentan desenmarañar un misterio tan grande como el propio Universo. Llegados a este siglo, una de las cosas que me llama la atención de toda esta expectación que despierta el Universo son los viajes a Marte. ¿De verdad alguien quiere irse al planeta rojo para no volver? Sí, mucha gente. Incomprensible para mí, pero lógico para otra mucha gente. No es que las cosas estén muy bien aquí abajo y al paso que vamos o nos ponemos las pilas o nos cargamos el planeta con nuestro egoísmo innato, pero tanto como para irse para siempre por voluntad propia... Pero lo de explorar está bien. Siempre das con cosas interesantes.
