Opinión

Ilusión por la lotería

EL DÍA del sorteo de la lotería de Navidad es, sin duda, el día de la ilusión. Quien más quien menos juega algún décimo o participación por aquello de si cae, aunque en realidad las probabilidades de que toque son más bien escasas. Cuando llegan estas fechas previas al sorteo me acuerdo siempre de mi abuelo Álvaro. Le encantaba este sorteo. Siempre recogía todos los décimos y participaciones y se sentaba delante de la televisión a seguir la retransmisión del sorteo. Nunca le tocó un gran premio, ni siquiera alguna pedrea, pero la ilusión era cada año la misma. Con él yo tenía un pacto. Siempre me daba dinero para comprar dos décimos: uno para él y otro para mí. Decía que si le tocaba a él lo compartía conmigo y si me tocaba a mí me lo quedaba yo todo. Buen negocio para mí. Nunca nos llegó a tocar. Lo más cerca que estuvimos fue cuando tocó uno de los grandes premios en la misma administración en la que comprara los décimos. «Non escolliche ben os números», me dijo. Pero nunca perdió la ilusión. Ahoya sin él, el sorteo ya no es lo mismo. Ninguno heredamos su pasión lotera. Aunque algún décimo cae por aquello de que ‘"todos van ao bombo"’, como decía él.

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