Opinión

La palabra del año

LOS ASIDUOS a los diccionarios en la red de la Real Academia Española y de la Real Academia Galega sabrán que cada día eligen una palabra del día. Ayer, por ejemplo, en castellano era liturgia y en gallego se decantaron por cetro. Como asidua de ambas páginas, cada día miro la palabra diaria y muchas veces las comento con mis compañeros. Y así, uno de ellos me dijo que la palabra del año elegida para 2015 era refugiado. Pensándolo bien no podría ser de otra forma, porque fueron y son millones. Ayer mismo, las noticias dejaban sobre la mesa el primer muerto de lo que va de año en el mar griego. Un bebé de solo 2 años. Y en las fronteras españolas en África también se habla de muertos en otro intento de entrar a Europa. Parece imposible quedarse impasible ante este éxodo masivo de personas que se ven obligadas a dejar sus vidas, pero tan imposible es esto como ver que las soluciones no llegan. Hace meses que no se escucha hablar de los refugiados fuera de las noticias de sucesos. Los responsables de gestionar el futuro del mundo están ocupados en otros quehaceres y ni el espíritu navideño les hace acordarse de quienes no tienen Navidad.

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