Opinión

Un diálogo sin salida

DECIR A estas alturas que la política es un timo no es ninguna novedad. Pero esta investidura ya es rizar un rizo que ya está más que rizado. Hay veces que escuchando a los que se supone serán nuestros representantes te debates en querer volver a votar o dejar de hacerlo definitivamente. Y es que ni siquiera cuando votamos nos hacen caso. Porque si algo tengo claro con los resultados del 20-D es que los españoles no queremos mayorías sino que todas las fuerzas políticas lleguen a consensos que eviten los males mayores que ya sabemos que deja el que mande solo uno. Pues no. Ni por esas se entienden. El uno no quiere buscar apoyos hasta que el segundo fracase. El segundo se empeña en cerrar pactos sin que le den los números. El tercero quiere marcar los tiempos como si fuera el primero. El cuarto está ahí metido en todas las salsas presumiendo de su capacidad de diálogo. Y luego están los más pequeños que, digo yo, que miran a un lado y a otro entendiendo más bien poco. Y así estamos sin entender que pasa. Sin entender el motivo de que no nos hagan ni caso. Sin entender por qué no se entienden si todos quieren cambiar las cosas. Y pensando si volver a votar o no.

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