Pontevedra despertaba ayer con la triste noticia de la muerte de Cholo. Nuestro Presidente de Honor, una figura clave en los 80 años de vida de la entidad que presido, se va pero nos deja como regalo para las futuras generaciones la historia más romántica del fútbol español.
Con su fallecimiento no perdemos solo a un emblema del club. Desaparece también una forma de entender este deporte que es cada vez más complicada de encontrar hoy. Capitán dentro y fuera del campo durante su carrera deportiva, pero también después de ella. La entrega, el compromiso y la defensa de los valores que él mismo ayudó a Más eterno que nunca construir y que hoy forman parte del ADN granate quedarán para siempre vinculados al Pontevedra Club de Fútbol.lou
Quiero transmitir que para este Consejo de Administración y para mí especialmente, para la que no fue nada fácil empezar, el tener cada domingo a Cholo en el palco junto con su mujer, incluso cuando ya su salud estaba muy delicada, fue una inyección de ilusión para ayudar a levantar este club.
Nos consuela saber que todo lo que nos dio en vida nos lo seguirá dando como leyenda. Esta ciudad y este club no se podrían entender sin la figura del Gran Capitán. Más de una década defendiendo nuestro escudo, desde Tercera División hasta el liderato de Primera, sin olvidar sus humildes inicios y compaginando su empleo como conductor de trolebús, deben ser una inspiración para los más de 200 jugadores que forman nuestra base, así como el espejo en el que mirarnos cuando las adversidades amenacen con superarnos. Cholo, el Eterno, es desde ayer más eterno que nunca. Descanse en paz, Capitán.
