Blog | Que parezca un accidente

El fin del mundo va a llegar

Me molesta que nos avisen de que se aproxima el final, de que todo va a terminar. ¡Ya lo descubriremos por nosotros mismos!


COMO EN la N-540 la cobertura de radio tiene vida propia y las emisoras privadas aparecen y desaparecen como el Guadiana, cuando viajo de Lugo a Ourense no me queda otro remedio que escuchar Radio Nacional, que por motivos que ignoro tolera a un tal ciudadano García todas las tardes de lunes a viernes. Últimamente le he escuchado presumir de que jamás había leído a Jorge Luis Borges, confesar entre risas que no sabía quién era Ray Bradbury, defender ‘Armageddon’ como uno de sus referentes cinematográficos e incluso ridiculizar el campo de investigación de un científico a quien él mismo había invitado. Vaya por delante que a mí lo que haga cada cual con sus inquietudes culturales e intelectuales me parece muy bien —faltaría más—, pero que un locutor de RNE haga alarde público de ignorancia y aplauda sus propias carencias es, cuando menos, contrario a la función de servicio público de la Corporación de Radio y Televisión Española, cuyo compromiso con la calidad y la cultura es, por cierto, uno de los deberes previstos en su normativa reguladora. Pero hablemos del fin del mundo, que es el tema que nos ocupa.

Hace un par de días, el tal Ciudadano García y un compañero se hacían eco de una profecía que aseguraba que el mundo se acabaría este pasado miércoles 23 de septiembre debido a un experimento en el CERN que provocaría que este alcanzase su nivel máximo de energía —esto no sé qué significa; es más o menos como decir que un taller mecánico alcanzará su máxima potencia—, generando una singularidad que destruiría el planeta y parte del extranjero. En realidad el profeta hablaba de un agujero negro que absorbería a la humanidad y la teletransportaría a Marte, donde sería esclavizada por los extraterrestres, pero quiero pensar que esa parte la dijo de coña. Que se trataba de un profeta-humorista.

La realidad es que estamos vivos y pisando el mismo planeta que hace un par de semanas. Lo único relevante que ha sucedido en el CERN en los últimos días es que se ha logrado tomar una imagen mucho más nítida que la disponible hasta el momento del bosón de Higgs, la partícula de Dios —nombre ridículo nacido del miedo de un editor a mantener la palabra '‘damn' en el título original del libro ‘The Goddamn Particle’, pasando de ser la partícula maldita, por lo difícil y costosa que estaba resultando su búsqueda, a ser la partícula divina—. Con su hallazgo en 2012, casi medio siglo después de que Peter Higgs predijese su existencia, el Modelo Estándar de Física de Partículas adquirió una mayor consistencia a pesar de que todavía resulta incompleto —resumiendo muchísimo, la gravedad continúa sin poder ser explicada en términos cuánticos— y ahora sabemos que en la relación de fuerzas que rigen el mundo a nivel subatómico, al electromagnetismo y a la interacción nuclear fuerte y débil se les une un nuevo campo, llamado campo de Higgs, que explica la masa de las partículas en función de su interactuación con el mismo. Para poder generar y 'fotografiar'’ un bosón de Higgs —o mejor dicho, sus restos, porque su desintegración es casi instantánea—, es necesario desarrollar una inmensa cantidad de energía capaz de crear nuevas partículas subatómicas de acuerdo con la ecuación fundamental de la Teoría de la relatividad especial, e=mc2. Y ello solo es posible con la ayuda de un enorme acelerador de partículas, como el construido en las instalaciones del CERN, capaz de lanzarlas a velocidades inimaginables y hacerlas colisionar. Durante estos experimentos, y a estos niveles de energía, se han registrado lo que parecen ser singularidades gravitacionales cuánticas o ‘'micro agujeros negros'’, lo cual es un hecho acojonante pero les puedo asegurar que estos amiguitos oscuros no serían capaces de absorberles a ustedes ni siquiera la uña del dedo meñique del pie. De destruir el mundo mejor ni hablamos. Y de transportar a la humanidad a Marte para ser esclavizada por los extraterrestres... en fin.

Pero los profetas escuchan "partícula de Dios", "experimento" y "agujero negro" y se les hace el culo pepsi-cola. Si a esto le unimos que no sé quién dijo hace no sé cuánto que el mundo se acabaría cuando el papa suramericano conociese al presidente estadounidense negro, ya tenemos la verbena montada. ¿Adónde vas? Manzanas traigo. Y los profetas, felices pero angustiados, propagan a los cuatro vientos su mensaje apocalíptico: el fin del mundo va a llegar. A lo Fernando Arrabal. Y eso, precisamente eso, es lo que me molesta. Porque a lo mejor se equivocan, ¡pero a lo mejor tienen razón! Si sucede lo primero, menudo desprestigio como profetas. Imagino a sus adeptos muy enfadados: "Oye, que dijiste que el mundo se acababa y aquí sigo, macho". Pero si tienen razón, ¿para qué decirlo y tenernos a todos en un sinvivir, buscando señales de exterminio en el cielo antes de desayunar?

Sucede como con los periodistas deportivos en verano, una clase de profetas estacionales muy particular. Nos advierten de la futura entrada y salida de jugadores y entrenadores, y cuando estas no se producen quedan fatal. Caramba, no digas nada, hombre, que si pasa ya nos enteraremos. ¿Qué reputación tienen ahora mismo los mayas, por ejemplo? Antes tenían sus pirámides, como la de Chichén Itzá, sus ropajes raros, sus sacrifios humanos y su abeja, pero desde que hemos comprobado con cierta decepción que el mundo no se acababa en 2012, ¿cómo podemos tomarnos en serio a semejante civilización de mentirosos?

Me molesta que nos avisen de que el mundo se va a terminar. ¡Ya lo descubriremos por nosotros mismos! A ver cuándo aparece un profeta bueno, un profeta majete que diga "en el año 2025 el mundo seguirá en pie, básicamente no pasará nada, hará buen tiempo en verano y tendremos descuentos en los productos lácteos en el Carrefour". Mientras tanto, por favor, basta ya de spoilers. Qué manía con querer reventarnos el final. Con lo bonito que es ver a Bruce Willis salvar el mundo... Qué diablos, no me extraña que al ciudadano García le guste tanto ‘Armageddon’.

*Artículo publicado el domingo 27 de septiembre de 2015 en la edición impresa

Comentarios