Opinión

Ahora sí

LA LIBERTAD de información evita que nada o casi nada se quede en el tintero, incluidos algunos excesos que tampoco la desvirtúan y que pueden corregirse mediante el Código Penal. De otro modo no habrían trascendido los mensajes que se intercambiaron los reyes con el empresario Javier López Madrid cuando estaba siendo investigado por el uso irregular de las tarjetas opacas de Caja Madrid, algo que sería impensable, incluso en tiempo reciente. Pero la obligación del periodista es transmitir la información siempre que sea veraz. Lo que sí llama la atención (o quizá no tanto) es que el ministro de Justicia, en funciones, salga para anunciar (ahora sí) la apertura de una investigación para depurar responsabilidades derivadas de filtración, por si existe delito de revelación de secretos, cuando nunca o casi nunca lo hizo en otros casos en que se filtran contenidos de investigaciones y procesos sometidos a secreto de sumario, también amparado por la legalidad, y cuando la mayoría de los juzgados son coladeras, dependiendo sobre todo si hay intereses políticos, para que se sepa. Y nadie hace nada por evitarlo.

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