Opinión

Alcaldes

DE RITA Barberá se ha dicho todo y de todo, lo bueno y lo malo. Conclusión (y no es de ahora): en una sociedad hipócrita como la nuestra, para que a una persona se le reconozcan los méritos contraídos en vida, ha de morirse. E incluyo a su propio expartido y a sus enemigos políticos valencianos. Con independencia de lo que sea, Rita Barberá transformó Valencia y por eso cosechó mayorías absolutas durante veinticuatro años. Como las obtuvo, por poner ejemplos que nos pillan cerca, Paco Vázquez en A Coruña (denostado ahora incluso por los suyos) y como las que suma Abel Caballero en Vigo. ¿Casualidad? Ninguna. El ciudadano sabe apreciar a los buenos gestores, a diferencia de los que solo venden humo y fomentan el odio, sin mayor ocupación que el de pelearse con todo y por todo, sin mover una losa, entre otras cosas porque el rencor y la hostilidad hacia lo que les rodea anulan también su cortedad de miras. Por eso que a la hora de votar y escoger a un alcalde, si se le mira el diente, lo que menos importa es su ideología. Lo que incumbe es su capacidad, solvencia y honestidad. Ni carnés ni fanatismos garantizan eficacia.

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