Opinión

Alfombras

LOS POLÍTICOS sienten la misma inclinación por pisar moqueta que por levantar alfombras, pero las del vecino. No las suyas, sin prever que se las otearán otros, ávidos de lo mismo en el endiablado escenario de insidias y venganzas. Hoy por mí, mañana por ti. La jauría que dice Máxim Huerta no haberle devorado, no perdona. Pedro Sánchez escudriñó las del prójimo y no tuvo la suspicacia, para empezar, de sacudir las del ya exministro de Cultura. A poco le revienta el incipiente proceso regenerativo, copiado del degenerativo. Pasará la marejada, no el oleaje. Y que ponga dos velas a san Pancracio para que los hurgones permanezcan inmóviles. Con Planas imputado, no vaya a ser que sigan escarbando y afloren otros inconvenientes del y tu más. Pero lo argumentado por Huerta, afirmando que su truco para pagar menos impuestos fue (o es) práctica habitual entre el personal de la manada, bien se merece una revisión a fondo. Ya se sabe que algunos deportistas y creadores, como los definió, utilizaron la treta de constituir una sociedad con ánimo de burlar a Hacienda, y por lo que se deduce de su declaración, aún quedan otras turbiedades debajo de las alfombras.

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