Opinión

Aventureros

ESTAMOS POCO menos que rodeados de aventureros que, unos desafiando el riesgo y otros por desconocimiento, ponen en peligro no solo su pellejo sino el de los que se la juegan al auxiliarlos. Razón tiene el presidente de cantabria al quejarse de lo que cuestan esos temerarios desafíos. Dijo Revilla: "No podemos estar todo el día gastando dinero público para aventureros", refiriéndose al elevado coste del operativo de rescate para encontrar a las tres espeleólogas, dos catalanas y una castellonense, atrapadas más de cincuenta horas dentro de la cueva cueto-coventosa, por su dificultad, reservada a especialistas. Lo que iba a ser una hazaña en la que practicar doble cuerda, péndulos, pasamanos, trepadas por cuerda fija o gateras, a punto estuvo de convertirse en tragedia. No lo fue gracias al equipo que comprometió su vida en socorrerlas, pero al esfuerzo humano ha de sumarse el coste material, sufragado con dinero público, cuyo destino podría ser otro en bien del contribuyente y de la comunidad. Hay autonomías, entre ellas cataluña, que pasan la correspondiente factura a los intrépidos que precisan de asistencia para reparar sus excesos, que en no pocos casos son irreversibles.

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