Opinión

Bandolerismo

ARRECIAN LAS críticas. Sería, pienso, para que no se quedasen con la cara de los intervinientes, pero la intervención de la Guardia Civil en el Parlament y Palau de Sant Jaume, en busca de información sobre el desfalco del tres por ciento, fue un espectáculo deplorable, no acorde con la imagen que se merece y se requiere de la Benemérita, la que suele dar. José Luis Barreiro, por ejemplo, dice que los agentes bien podrían confundirse con asaltadores de trenes del Far West o con bandoleros. Y tiene razón, porque la apariencia era realmente de atracadores de bancos. En un servicio de tanta trascendencia y siempre sometido a las críticas de los transgresores, es obligado actuar con coraje, dando la cara. ¿Qué problema hay para lucir uniforme o ir vestidos de cristiano, sin disfraz? Da la impresión de que pretendían camuflarse, temerosos de molestar a los presuntos delincuentes. ¿O para no ofender a los independentistas? Lo cierto es que coincide con el timorato comportamiento del Gobierno a la hora de aplicar la ley en Cataluña, pensando en que se cabreen, aun más de lo que están, quienes se ciscan en la Constitución. Lamentable.

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