Opinión

Corporativismo

SOLO se entiende como gesto corporativista, y eso que las relaciones personales y profesionales entre toreros no son habitualmente cercanas o de excesivo compadreo. Pero esta vez, como estarán al tanto, varios fueron los diestros que salieron en tromba en las redes sociales con fotografías toreando y sosteniendo a sus hijos menores en brazos en solidaridad con su colega Francisco Rivera, después de repetir lo mismo el hijo de Paquirri con su niña de cinco meses, en el ruedo y ante una becerra. El propio Rivera también lo había vivido de similar guisa con su difunto padre. Hay, como en las corridas, división de opiniones, pero las mayoritarias no aprueban la actitud ‘cariñosa’ del matador por suponer un riesgo innecesario y exagerado para la pequeña, por mucho que trate él de revestirlo como paternal guiño de ternura. No se pone en duda que esa fuese su intención, pero nadie puede garantizar que, en un desliz, no se produzca una ofuscación imprevista del animal, propiciando un infortunio del que sería víctima un ser indefenso. El episodio solo favorece a los antitaurinos para seguir con sus reivindicaciones en contra de la fiesta.

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