Opinión

De rositas

NO ES lo mismo un albañil o un jardinero impostores que un médico que se haga pasar por tal sin serlo. En el primer caso se presuponen consecuencias materiales, mientras que en el segundo se juega directamente con la salud y la vida de las personas. Por ello parece justificada la reacción de las víctimas de Coté, el falso galeno ferrolano, quejándose de la leve condena que le impuso la Audiencia de Castellón por estafa e intrusismo y no por un delito contra la salud pública y otros de lesiones, como se esperaba. José Manuel López Pérez, que así se llama el farsante, había ejercido en su ciudad natal y en Viveiro con absoluta impunidad durante algunos años, y reincidió posteriormente en Vinarós, sin el necesario control de las autoridades sanitarias. Es difícil de entender cómo determinadas argucias procesales posibilitan que no se castigue debidamente un caso de tanta trascendencia y gravedad. Todos tenemos derecho a la defensa, pero hay transgresiones de ley tan obvias, que difícilmente puede entenderse mediante un correctivo que no se corresponda con la severidad del caso. Yéndose como quien dice de rositas, no es la mejor forma de activar el arrepentimiento.

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