SE SUPONE que las elecciones se convocan, en cualquiera de sus variantes, para elegir a quienes han de representar a los votantes, facultándoseles para que ejerzan la voluntad popular, de la institución u órgano que sea, sin la latosa exigencia de inquirir a cada paso lo que debe hacerse. Bueno, pues no todos se dan por socorridos con la licencia y pretenden que se consulte a las bases o a la militancia cada vez que toca resolver. Les parece más democrático (democracia directa), cuando lo que en realidad se consigue es alimentar la confusión y el enredo. No se hace, no, en defensa de las libertades, sino de intereses muy personales. Pedro Sánchez, por ejemplo, se siente querido por las bases, en tanto que los votantes en general le aprecian menos y su comité federal más bien poco. Y echa mano de lo que más le conviene en su caso particular, queriendo hacer ver que es más demócrata que quienes utilizan los órganos reconocidos. ¿O el comité federal (socialista) no representa a quienes lo eligieron, que en este caso fue precisamente la militancia? Eso sí, es un adminículo perfecto para la bronca y dinamitar el partido. Lo conseguirán.
