Opinión

A destiempo

BIEN ES verdad que la democracia otorga un amplísimo abanico de licencias que no permiten los regímenes totalitarios, pero así y todo parecen exageradas las reacciones de insatisfechos con los resultados electorales, solo aceptados si les son favorables, y reprobables si no lo son, en una conducta que casa mal con las libertades.

En Galicia, por ejemplo, también estallaron agravios entre determinadas minorías hacia la voluntad popular. Pero aun estando en su derecho, no es menos sorprendente que las desavenencias ocurran en un país de la madurez democrática de los Estados Unidos, con protestas y algaradas callejeras a destiempo, reprobando el legítimo triunfo de Trump.

Por muy indeseable que les parezca, la voluntad de la mayoría fue determinante y no cabe otra alternativa que respetarla, lo mismo que si favoreciese a la otra opción. ¿Cuántos de los insatisfechos se preguntan por qué Hillary Clinton no colmó sus expectativas? Algún motivo habría para que muchos de los que iban a apoyarla cambiasen de opinión. En un sistema de libertades, siempre ganan unos y pierden otros, pero el beneficio es general.

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