Opinión

Diez euros

POR RAZONES obvias, ningún consumidor (sensato) de energía eléctrica (lo somos todos) comparte la escalada de tarifas, pero al estar habituados al abuso no nos sorprenden las impertinentes facturas, sabedores además de cómo se las gasta el oligopolio de las compañías, multiplicando por cinco el precio del megavatio hora en diez años, y de cómo el Gobierno no asume la bajada de impuestos, entre ellos el Iva que se mantiene en el 21 por ciento, contradiciendo la falsa verborrea de Iglesias, que si te he visto no me acuerdo. Pero sí hay motivo de sorpresa en otros países, de lo que puede dar fe un profesor/investigador español en Finlandia.

Antonio López reside en Helsinki, ciudad donde la viruxe aprieta más que en España y en donde las noches son mucho más largas, con lo cual el consumo eléctrico se desmadra. No así lo que cuesta el consumo. Antonio temía el sablazo, y por eso se sorprendió al recibir los primeros recibos mensuales, de luz y de calefacción: diez euros cada uno. Creyó que se trataba de un error, y por eso antes de hacer averiguaciones esperó al mes siguiente: más de lo mismo. Recurrió entonces a una amiga española, quien le sacó de dudas: era lo que habitualmente pagaba ella; no se trataba de ningún desliz. Aquí somos diferentes.

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