Opinión

Diputaciones

EXISTE coincidencia generalizada: las diputaciones sobran, salvo para los beneficiados directos, con el principal fin de recompensar a defenestrados políticos y corresponder al pago de favores contraídos. Así se entiende que los partidos políticos con opciones de decidir renuncien a promover su desaparición. Lo que ya no se entiende es la doble estrategia de los nacionalistas. Por un lado (muy bien) proponen eliminarlas y por otro (muy mal) obtener rédito en su apoyo, en un ejercicio de cinismo puro y duro, basado en el paripé argumental de preparar su liquidación. Hay que ver cómo se cabrean cuando no consiguen meter baza en la proporción que desean, caso de la Diputación de A Coruña, que aspiraban a presidir y no lo consiguieron por falta de apoyo. No se puede estar al mismo tiempo en misa y repicando. O una cosa u otra. Saben perfectamente que, por sí, no van a conseguir nunca la cancelación; por ahora, ninguno de sus potenciales socios con posibilidad de influir cooperará en su empeño por lo antes apuntado. Pero en el fondo es también lo que desean. Es decir, seguir succionando del sí pero no.

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