Opinión

Dos en uno

SIN QUE se sepa muy bien por qué, algunos ministros de Exteriores de España fueron confundidos con personajes pintorescos, objeto de chufla y motivo de chiste aunque su trabajo fuese serio y comprometido. Por ejemplo, Fernando Morán, con Felipe González, generó chascarrillos que no se correspondían con su compostura y talla intelectual. O la más cercana anécdota de Josep Borrell, convocando concurso público para la compra de un secador de pelo, con base de licitación de cincuenta y cinco euros, nada más llegar al palacio de Santa Cruz. Anecdotario intranscendente. Lo que no tiene gracia y sí repercusión seria para España es la incoherencia bananera de la actual jefa de la diplomacia, la señora González Laya, expresada en la sede de Naciones Unidas, para enmendar la incongruencia de su desatinado jefe, al afirmar que Juan Guaidó, el presidente interino de Venezuela, es "dos cosas a la vez: presidente encargado, pero a la vez es el líder de la oposición". Dos en uno, como si se tratase de un multiusos. Expresado además con una contundencia y prepotencia que no entran ni en su sueldo ni en sus deberes. Si ya somos el hazmerreír por mucho de los demás, con estos mimbres en el Gobierno, ¿cómo puede exigirse que se nos tome en serio y respete?

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