Opinión

Falso médico

EN UNA exageración más, muy reiterada, de la doctrina procesal se piden 334 años de prisión para Coté, el falso médico ferrolano que ejerció como tal durante varios años en la ciudad departamental y en Viveiro. Lo hizo con absoluta impunidad antes de 2008. O sea, para más inri, ocho años de instrucción. Se le atribuye un homicidio por imprudencia, un rosario de delitos de lesiones y falsedad documental, entre otros cargos. Centenares de personas confiaron y se sometieron al supuesto osteópata, a sus prácticas, sin que nadie frenase su ambición ni su osadía profesional. En realidad también tienen ‘mérito’ sus malas artes para que los pacientes no sospechasen. Ni que quienes ostentan el deber de control lo detectasen, y esto sí es muy grave por las secuelas derivadas. Por eso sorprende que la acusación penal no diverja salpicando a los negligentes, que por acción u omisión, consintieron la estafa y el intrusismo, con grave riesgo para las personas, ignorantes del intrusismo, que de buena fe y a buen precio utilizaron sus servicios. No se trata de un hecho aislado ni puntual, sino de una grave transgresión que merece un duro correctivo.

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