Opinión

Fondos y ocio

PEDRO SÁNCHEZ, como presidente del Gobierno y ciudadano, está en su perfecto derecho de disfrutar o vivir sus vacaciones como le plazca, pero los que no son Sánchez, también pueden objetar lo que hace el mandamás del Ejecutivo cuando maneja dinero público en actividades privadas. Más de uno suavizará que, con lo que está cayendo, hay asuntos más trascendentes de los que ocuparse (y que debieran de ocupar también al presidente antes que acariciar holganzas), y puede que tenga razón, pero que la Moncloa haya desviado 350.000 euros de los fondos europeos para mejorar el palacio de Las Marismillas, en Doñana, lugar de recreo y asueto del jefe y de un grupo de amiguetes, y más cuando tales remesas comunitarias se confieren como rescate de la economía española, no parece un trueque edificante, por mucho que se trate de un inmueble estatal.

Hay muchas formas de predicar y dar trigo, y esta no es una de ellas, como no lo es el que siga utilizando el Falcon para volar y desplazarse a actos particulares o de partido, utilizando fondos públicos. Que por cierto también dilapidó la vicepresidenta segunda, comunista ella, para cortejar, en privado, al papa Francisco en el Vaticano, con más misticismo que las meapilas de libro, que no engañan a nadie.

Comentarios