Opinión

Grafiteros

YA SE sabe que no todos los grafiteros son iguales. Cierto que el arte se alimenta de juicios relativos, salvo evidencias en que no cabe discusión, pero no es difícil distinguir entre una pintada con intenciones estéticas y otra cuyo propósito es el de molestar y acentuar el feísmo urbano, con daños en muebles e inmuebles públicos. La falta de vigilancia y la indiferencia manifiesta a la hora de sancionar a los autores contribuye a que aumente la propensión y no disminuya el número de gamberros que se entretiene propagando este tipo de vandalismo. Parece que la Xunta está dispuesta a perseguir con mayor intensidad esta práctica incrementando la cuantía de las sanciones, mediante la nueva ley de rehabilitación del patrimonio, con multas que oscilan entre los 100 y los 150.000 euros, cuando las fijadas actualmente van de los 100 a los 600 euros. ¿Cree alguien que el aumento de tarifas punitivas va a resolver sin más el problema? No se trata de imponer mayores multas; se trata de aplicar con rigor la normativa, sea cual sea. Las advertencias de por sí no sirven de nada; es más, incitan a seguir con el desafío, sabiendo que no pasará nunca de ser una simple amenaza.

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