Opinión

¡Hágase árbitro!

ES CUESTIÓN de gustos y también de pasiones. El fútbol es un espectáculo que no depende solo de cómo rueda el balón, sino que requiere el aderezo de otros ingredientes, sin los cuales perdería fuerza y atractivo. Incluso el de la participación arbitral. Más allá de lo insultos que algunos profieren contra los jueces. Se suele admitir que un buen arbitraje se significa por su intrascendencia, pero hay colegiados que no renuncian a la polémica, a lo cual contribuye la disparidad de criterios a la hora de aplicar sus dictámenes, interpretándolos muy a su saber y entender, debido también a los cambios que se incorporan incluso en mitad de la competición, aumentando el embrollo. El caso es que, según los analistas, se pita mucho peor que hace veinte años, pese al videoarbitraje, el famoso Var, cuya inclusión no convence a casi nadie, pese a que contribuye a reparar algunos errores que de otra manera no se corregirían. A todo ello, el arbitraje forma parte del gran negocio, disparatado, del fútbol. Un árbitro de Primera, con 19 partidos como colegiado de campo y otros tantos de Var, percibe anualmente 300.000 euros: 4.000 por encuentro, 12.000 de sueldo mensual y 2.000 por el Var. Y los de Segunda, 1.700 por actuación, 7.600 al mes y 900 por Var. 118.000 al año.

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