Opinión

Hambruna

PARA los no comprometidos con las penurias del prójimo, o en actitud despreocupada, no es más que un dato estadístico, pero estremece saber que 45 millones de personas padecen en el mundo los reveses de la hambruna, según estima la Onu. Se disparó en 43 países, donde tres millones más que a principios de 2021 están en situación de necesidad urgente de alimentos. Y son muchas más que los 27 millones en 2019, antes de la pandemia. Cifras estimativas; pueden ser más o ser menos, pero en cualquier caso refleja la desconsideración y desatención de los que disponen de medios suficientes para el sustento con los sumidos en la indigencia más brutal. No siempre somos conscientes de las consecuencias, a veces increíbles, que deparan si tuaciones de rechazo, que solemos atribuir al choque cultural o de costumbres zonales. No parece el caso de lo que ocurre, por ejemplo, en Afganistán. Infinidad de padres se ven abocados a la fatalidad de tener que vender a sus hijas para que la familia no se muera de hambre. Las entregan por dinero a clanes de sus futuros maridos, incluso al tendero habitual a cambio de alimentos. En uno de los casos, percibieron 3.350 dólares por una niña y 2.800 por otra. Y entre tanto, discutimos si son galgos o podencos. Tan panchos. 

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