Opinión

Mandatos

MÁS QUE una cuestión de tiempo, que también puede serlo, cierto que lo que más cuenta es la predisposición de los cargos públicos a la hora de meter o no la mano en la caja. Lo que no se hace en veinte años puede concretarse en ocho días, pero así y todo prolongar el lapso más de lo razonable alimenta la tentación de crear tramas y terrenos propicios para desvaríos. Con independencia de cómo acabe lo de Ángel María Villar, es indudable que permanecer 29 años al frente de la Federación Española de Fútbol da para mucho, bueno y malo, pero sobre todo evidencia la necesidad, por salud democrática, de limitar los mandatos de gestión, precisamente para impedir que se enquisten desenfrenos no deseados, dando paso a savia nueva y regenerativa. No quiere decir que vaya a mejorarse siempre lo presente, pero tampoco sirve lo de que es 'mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer'; cuando menos se cortan por lo sano tentaciones insanas e impredecibles. Por eso que nada justifica el que Villar recibiese apoyos masivos para perpetuarse en el machito. Habría que saber precisamente por qué y a cambio de qué consiguió tales respaldos.

Comentarios