Opinión

Móviles milagreros

SEAN o no, milagros haberlos haylos. No es la primera vez que un certero disparo es interrumpido antes de agujerear la dermis del destinatario al rebotar el proyectil en un elemento protector para el caso, como pueden ser la billetera o la medalla de santa Rita, en cuyo caso se atribuye a mediación divina. Pero, por los avances de la ciencia y de los tiempos, surgió otro tipo de coraza que surte idéntico efecto, aunque sus fines funcionales sean diferentes. Se trata del teléfono móvil. En la aún reciente masacre terrorista de París, un superviviente lo fue gracias a su celular, que guardaba en un bolsillo de la camisa.

La bala se detuvo antes de abatir a su afortunado portador. Una casualidad sin duda, milagrosa o no, pero no única. Como ya sabrán, en el tiroteo posterior de San Bernardino, en California, el joven Kevin Ortiz lo cuenta gracias a que el último de los seis disparos que le alcanzaron fue de igual manera desviado por el suyo; y si los cinco primeros impactos no fueron letales, el último iba directo al corazón.

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