Opinión

Nadie lo sabe

Cierre de la hostelería durante la tercera ola. SEBAS SENANDE
photo_camera Un local cerrado durante la tercera ola. SEBAS SENANDE
LO ÚNICO evidente en la desbocada crisis pandémica, en el comercio en general y sector hostelero en particular, es que sigue avanzando, pero no somos conocedores de su alcance. Es aventurado prever su tope destructivo hasta que la peste se detenga, y por las conjeturas, va para largo. Según la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), en Galicia hay contabilizados cerca de ocho mil locales vacíos por su culpa, y el número no se contiene, vaticinándose un aumento de cierres entre un diez y un quince por ciento, aunque las razones específicas difieran a la hora del cerrojazo. Muchos lo hacen al no haber relevo o por jubilación. Algunos, porque el comercio online acopia el mercado, y otros no pueden subsistir al ser las cargas insoportables para continuar, unido todo ello al lastre de la caída de ventas y clientes. Por si fuese poco, las grandes marcas y franquicias reducen espacios físicos al decantarse por sus canales digitales. Y el drama se expande al contabilizar el número de trabajadores de estas tiendas y establecimientos que pasaron a engrosar la lista de parados. Un desastre generalizado, para entendernos. Escrutando el futuro, la cuestión está en saber cuántos de estos cierres son temporales y cuántos definitivos, previsión que tampoco es posible. A esperar.

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