Opinión

No es manera

Que la gobernabilidad del país se sustente, en uno de sus tentáculos, en un partido que alienta y defiende la violencia callejera y enaltece el terrorismo, que pretende amordazar a los medios de comunicación para que no se le critique o pugne por controlar a los jueces para maquinar a sus anchas, que no reconoce el sistema democrático pleno, con el beneplácito de la timorata otra parte del Ejecutivo, apoyado por independentistas y proetarras, solo es posible, entre otras consideraciones de peso, al no existir una oposición capaz de exponer y aportar opciones compartidas, alternativas en cuestiones de Estado, poniendo orden en la gallera. No una contra desgajada. Partido Popular, Ciudadanos o Vox, dejando a un lado sus rifirrafes internos, se interceptan entre sí, sin disimular su falta de sintonía cuando más se exige el entendimiento, en vez de reprobarse, estrategia que no entiende su potencial electorado con la fuga de apoyos, salvo en el caso de la formación más extremista, la mejor considerada por quienes huyen de la quema, en algunos casos como último recurso. Las sensaciones siempre son subjetivas, pero con tanta torpeza no caben esperanzas de reconducir el descalabro, o cuando menos de sosegar el deterioro latente de las libertades. No, no es manera.

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