Opinión

No soy nadie

PUEDE que la adicción de los niños y adolescentes al teléfono móvil no sea tan mala como se cree ni lo buena que sería deseable, pero en cualquier caso es una imposición irreversible e imparable. Y complicada. Según el Ministerio de Sanidad, el 80 por ciento de los jóvenes usa el móvil de una forma intensiva y un 18 por ciento de los adolescentes entre los 14 y 18 años hace un uso compulsivo, lo que les pone en un alto riesgo de convertirse en adictos, un grave problema que predispone a desarrollar problemas de conducta. Menos mal que Galicia, como se dio a conocer, es la comunidad con la menor tasa de usuarios en esta franja de edades: poseen móvil seis de cada diez (58, 7 por ciento), que es mucho, pero menos que en la que el porcentaje supera el ochenta por ciento, con una media del setenta. Sin embargo, es curioso, la proporción sube en Galicia si solo se incluye a las mujeres, con un 61,6 por ciento entre las chicas de 10 a 16 años. Lo que sí es evidente es que las nuevas tecnologías son necesarias, y renunciar a ellas sería tan o más preocupante que justificar los excesos. Lo que sí requiere es un control por parte de los padres, pero me recuerda a uno que intentó limitar el uso a su hija de13 años: "Papá, lo que tú digas, pero sin móvil no soy nadie".

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