Opinión

Por 400 euros

CIERTO QUE quienes escriben la historia no siempre son ecuánimes al relatar los episodios, unas veces por desconocimiento, asentado en la lejanía de los tiempos, y otros por describirla a la medida de lo que interese en cada momento. Dicen las malas lenguas que es el caso de los historiadores ("catedráticos", "profesores", "vividores") que fantasean la historia de Cataluña a medida de la causa nacionalista. Sostienen que personajes como Cristobal Colón, Santa Teresa, Cervantes o Leonardo da Vinci (olvidaron a Franco) son catalanes o de cepa autóctona, aserciones rebatidas por solventes relatores del pasado, que lo valúan de fraude. Sea una cosa u otra, coincidiendo con el revoltijo independentista, se airea la identidad de los autores que arriman el ascua a tan particular integrismo. Todos ellos trincan del Institut de Nova Història, el aparato que la Generalitat emplea para la difusión de la historia de la región. Trincan en el sentido, claro, de que rentabilizan sus elucubraciones aplicando la tarifa de cuatrocientos euros por monserga. Gravosas chuscadas que pagamos todos. De tenerla, bien barata venden su decencia, pero la pela siempre es la pela.

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