Nada más ser sancionado por el Consejo de Ministros el plan para la igualdad de género en la Administración General del Estado, trascendió que los hombres que forman parte de la escandalosa legión de asesores incorporada al Ejecutivo cobran 15.000 euros más que las mujeres que integran la otra fracción del cupo consultivo. La portavoz y ministra de Hacienda se esforzó, al dar cuenta de la aprobación, que el plan pretendía ser "un ejemplo para el conjunto de las administraciones y para la empresa privada", sin sonrojarse, a sabiendas de que es el Gobierno quien apuntala la desigualdad, confutando la farsa que avala el desacreditado Ministerio de Igualdad, cuyas decisiones se revisten de discordia al no coincidir casi nunca con lo que debía esperarse de su gestión. Si con ello se sigue la directriz de haz lo que yo diga, no lo que yo haga, encaja, pero lo que se dice ejemplo, ejemplo... , está al ras de otras tortuosas pautas que engendra La Moncloa. Seguro que los 1.200 asesores contratados a dedo por el Ejecutivo, la mayor cifra de la democracia, cobran más que suficiente (65 millones en total en el próximo año, un 45% más que en 2018), y la mayoría, más de lo merecido, pero no se trata de eso; se trata de no esfumar más la prescrita coherencia.
