NO PROTESTA, no se equivoca y tampoco reivindica aumento de sueldo. No es conflictivo y una de sus habilidades es la de levantar con sus brazos diez kilos de peso. Se llama Rem-C y sus padres (inventores) son españoles. Habla nada menos que 30 idiomas, pasea, sirve el café, la comida y realiza otras tareas del hogar con singular pericia. Es sin duda el robot que cualquiera acogería en su casa para desahogo del trabajo doméstico. Pero no es nada si se compara con lo que está por venir. Y muy pronto. O eso dicen quienes deben de saber de lo que hablan. Por ejemplo, Araceli Sanchís, profesora de inteligencia artificial de la universidad Carlos III de Madrid, afirma que "en diez o quince años (mañana), serán los robots los que construyan casas, cultiven la tierra y conduzcan trenes", y admite que "esto requiere un cambio de mentalidad de la sociedad porque cambia el mundo tal cual lo conocemos". Ese puede ser un problema difícil de asumir, pero más lo será seguramente mendigar un empleo. Poco quedará para los humanos, como no sean fabricantes de robots. Si les dejan, claro. A este paso, los propios androides fabricarán sus autómatas .
