Opinión

¡Uf, qué tropa!

LA exigua seriedad o rectitud de algunos políticos, que anuncian una cosa y hacen lo contrario, no siempre adquiere la repercusión ni las consecuencias vividas por Nadia Calviño, al no poder alcanzar la presidencia del Eurogrupo, pese a que, según ella, había conseguido el compromiso formal de diez votos de otros tantos países comunitarios. Pero le falló uno, suficiente para que el cargo fuese adjudicado al representante irlandés, con el resultante que puede acarrear para España. No consta (o quizá lo hizo) que exclamase lo de "¡joder, qué tropa!", la famosa imprecación de don Álvaro de Figueroa, conde de Romanones, presidente del Senado, 17 veces ministro y 3 veces presidente del Gobierno con Alfonso XIII, como miembro del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas, cuando un secretario le comunicó que no había obtenido ninguno de los votos comprometidos para acceder a la Real Academia de la Lengua, pese a haber visitado personalmente a los académicos para asegurar su ingreso. No fue el único sobrecogido. La expresión fue repetida por Mariano Rajoy, refiriéndose en 2006 a sus compañeros de partido cuando mediaba en la disputa a cara de perro entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. Pues eso, ¡qué tropa tenemos!