Opinión

Vendrá el apagón

COMO SIEMPRE estamos en precampaña o campaña, puede que no ocurra, pero si algún día (malo será) cesa o remite el fragor electoral, partidista y mediático, ya verán cómo se apaga el tamborileo de la corrupción, o en el mejor de los casos quedará un sigiloso tintineo. De los irrenunciables códigos éticos no quedará ni el poso. Quiero decir que todo es una feria obscena con cínicos feriantes, a los que interesa atar machos sin enmendar el choriceo para seguir tocando el violín. Observarán que lo molesto, mucho más que lo afanado, es el encaje judicial de fechas. Ninguno quiere que lo suyo se armonice con lo que puede ensanchar el inconveniente. Por eso los socialistas piensan que el recrudecimiento de los eres andaluces obedece a estrategias conspirativas electoralistas, que es lo que también sospechan los afines a Rita Barbera. Bien es verdad que la actuación de la Justicia no se libra de sospechas, pero la independencia es esto. Empieza y pasa por pronunciarse sin sopesar repercusiones, buenas o malas, para los empapelados, y mucho menos si se trata de salvar los muebles cuando toca ir a la urna.

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