Opinión

¡Y habrá morreo!

Cierto que Ángel Gabilondo, aspirante sociata a hacerse con Madrid, aparenta ser un hombre muy adusto, demasiado soso, pero son acreditaciones mediáticas, de escaparate, que, llegada la hora de atar regalías, no presumen ningún rechazo al coaligue con sus ahora detestados adversarios, si es que las urnas le otorgan la opción de hacerlo. Que ahora proclame, con mueca lapidaria y concisa, que «con este Iglesias, no», en base a la «confrontación, extremismo y anulación del contrario», bondades del intrincado personaje, es una calculada estrategia de urna, queriendo decir que, llegado el caso, habrá amartelamiento, como si Iglesias trocase pelaje. A su jefe también le quitaba el sueño el podemita y ya ven cómo acabó el refuto, entre sonoros besuqueos y fraternales abrazos, con estiletes ocultos en la bocamanga, escenificando que se amaban para siempre, con mutuos improperios por lo bajines. En una palabra, que si el aburrido Gabilondo lo necesita, y en aras de la buena causa que tanto se resiste, habrá morreo de tornillo con el "progresista" y procaz Iglesias, a quien lo único que le condiciona el insomnio es que le descabalguen del momio. Eso sí, de producirse, será digna de ver la teatralidad del maridaje, pero el afán de trincar poder todo lo enaltece. Al tiempo.

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