TRAS UNA semana en la que la convocatoria de nuevas elecciones nos llevó a todos por el camino de la amargura y nos trajo de vuelta y para colmo todos los columnistas no hablaron de otra cosa, estamos ante el momento idóneo, como todo el mundo sabe, para ponernos a explicar cómo llevar un jersey.
Solo existen dos formas de llevar puesto un jersey y una de ellas (exponiendo las costuras) suele adoptarse por puro descuido. Nos referimos a llevar la prenda sobre el cuerpo, pero sin vestirla, o al menos sin vestirla en el sentido literal
Si usted es de los que va por la calle con los ojos abiertos, como la gran mayoría de la gente, se habrá fijado tal vez en las diversas maneras de llevar un jersey. No hablamos de llevarlo puesto: solo existen dos formas de llevar puesto un jersey y una de ellas (exponiendo las costuras) suele adoptarse por puro descuido. Nos referimos a llevar la prenda sobre el cuerpo, pero sin vestirla, o al menos sin vestirla en el sentido literal. Hablamos de llevarlo sujeto al cuerpo, o descansando en él. Hagamos un somero análisis de las distintas posibilidades.
La más vulgar y pedestre de todas, la que asimismo denota una escasa preocupación por las posibilidades de la prenda como adorno indumentario, consiste en ceñirlo a la cintura con un nudo corriente. Sin prestar atención a si el suéter, apretado contra la cintura al anudarlo usando las mangas, revela las lorzas del portador. Esta es la modalidad elegida por los más imprudentes y también por los usuarios de naturaleza más práctica, por aquellos que muestran mayor desatención hacia su vestimenta y, en general, por los más papanatas. Servidor es fiel usuario de esta forma de transportar el jersey. Ojo, porque existe una subespecie dentro de quienes se anudan el jersey a la cintura, constituida por personas pulcras y ordenadas, que se atan la prenda con tal morosidad que parece un adorno, con un lazo perfecto en longitud y prestancia, y una caída por la espalda de infinita elegancia. De hecho, estas personas no suelen desanudar el jersey de la cintura para ponérselo. Bajo ningún concepto: lo portan de esa guisa como un aditamento más en su exquisita forma de vestir. Suelen dar bastante asco, por cierto, de tan finos.
Luego tenemos aquellos que se echan el jersey sobre los hombros, como si fuese un chal o una bufanda. Esta variante constituye una muestra de afectación, única y exclusivamente porque lo digo yo ya que así me lo parece. Y ya no digamos si, en la zona de la nuca, el suéter se recoge y se lleva de tal modo, arrebujado, como queriendo proteger especialmente esa parte del cuerpo. Pero vamos a ver: si no te has puesto el jersey es porque no tienes frío, ¿a qué viene que lo lleves arrebujadito en la nuca?
Por delante se pueden dejar las mangas sueltas, reflejo de cierta campechanía o simplemente pereza, o atar las mismas con mayor o menor arte. Los jersey de punto que se llevan de esa guisa, sobre todo si son de pico, y más aún si llevan grabado un reptil, otorgan una apariencia de pijo/a que tira para atrás, pero esto son solo prejuicios personales que obedecen a traumas juveniles no superados. También atárselo por delante pero en diagonal te señala como fan de grupos tipo Taburete. Hay quien llama a esto neopijismo, pero ya son ganas de aproximar decimales.
Por último, están los que lo atan a la cintura pero dejan el cuerpo del jersey colgando a un lado u otro, como el que se cuelga un bolso y lo desplaza hacia una de las caderas. Este es un formato extraño, pero recuerdo haberlo visto en una ocasión y, salvo que el portador fuese disléxico, usuario de narcóticos o tonto del bote, merece ser registrada aquí como una opción más. También he visto a algún ser vivo con el jersey metido dentro del pantalón, pero fue a un sujeto desdentado que se acercó a ofrecerme drogas a muy buen precio. No se si esto cuenta.
En fin, servidor ya ha hecho la buena obra del día: les he ahorrado la turra política y, de cara a la temporada otoñal, tienen todo un catálogo de maneras de colgarse un jersey. A gusto del consumidor, como suele decirse.
