Opinión

Pensar distinto

PROHIBIDO QUEDAR distinto. Esto es lo que parece que quiere parte de la sociedad española, prohibir que los que no piensan como ellos se dediquen a pensar diferente. Hablo de la polémica que está suscitando Vox con sus planteamientos maximalistas en determinados asuntos con los que, adelanto, servidor no coincide. Pero tienen su derecho a observar la realidad y a intentar cambiarla. Y si lo hacen dentro de los cauces democráticos y legales, ¿quién se lo puede impedir?, ¿quién va a imponerles otro criterio basándose en una supuesta superioridad moral o intelectual? Las ideas de Vox, mientras impliquen un delito o un crimen, son solo eso: ideas. Y no es bueno perseguir a nadie por sus ideas, deberíamos tener bien aprendida esa lección.

Las ideas de Vox sobre el asunto inmigración, legal o ilegal, tal vez tengan un sustrato xenófobo. O tal vez solo sean para ellos un modo práctico de arreglar un asunto que les preocupa, porque son mucho de preocuparse: deportación de los sin papeles y ya

Por ejemplo: Vox quiere eliminar la ley de violencia de género, esa ley de Zapatero que supuso una respuesta práctica al terrible problema que está causando el machismo en nuestra sociedad. Piensan que determinados aspectos de esa ley producen indefensión en el varón. Y seguramente, aunque el porcentaje sea irrisorio, tienen razón (todos conocemos algún que otro caso), pero echar abajo una ley tan necesaria con esa excusa oculta el rechazo a todo lo que huela a feminismo en nuestro ordenamiento jurídico. Como si la mujer no precisase de justicia tras siglos y siglos de sojuzgamiento.

Sin embargo, mientras no sostengan, por ejemplo, que el hombre y la mujer no deben gozar de los mismos derechos y deberes, me temo que pueden aspirar a derogar una ley, por absurdo que resulte.

Hablando de igualdad, ¿y la equiparación salarial? ¿Cuántos gobiernos hemos visto pasar sin abrir ese melón? Claro, son palabras mayores, ahí tocamos el entramado económico y empresarial, pisamos terreno embarrado. Mejor dar largas, mirar hacia otro lado. Pues habría que rasgarse las vestiduras igual por este asunto que por la ley de violencia de género. Pero eso se lo dejamos a las chicas de la Comisión 8-M y su huelga del pasado 1 de Mayo.

Las ideas de Vox sobre el asunto inmigración, legal o ilegal, tal vez tengan un sustrato xenófobo. O tal vez solo sean para ellos un modo práctico de arreglar un asunto que les preocupa, porque son mucho de preocuparse: deportación de los sin papeles y ya. Si llegan a gobernar, seguramente en lugar de las concertinas del PP habría misiles apuntando a las pateras. Yo que sé. Pero tienen derecho a conseguir chalados que les sigan la corriente. O se ilegaliza Vox porque su oferta política vulnera el ordenamiento constitucional (no sé decir esto en catalán) o habrá que armarse de paciencia ante sus ocurrencias. ¿No es la democracia el gobierno del pueblo, que debe elegir quienes adopten las medidas más convenientes para el conjunto de la sociedad?

Tal vez deberíamos concentrar los esfuerzos en asuntos de interés clave para todos, incidir más en alcanzar ciertas cotas de justicia que en denostar ideas peregrinas de muy corto recorrido.

Por ejemplo, a ningún partido político de los dos que han gobernado este país se le ocurrió jamás derogar una ley tan injusta como la que permite a los bancos quedarse con el dinero y la casa de quien no podía seguir abonando la hipoteca. Tiene que ser el Tribunal de Justicia de la UE quien repare esas felonías, como ya ha hecho varias veces. Claro, otra vez el asunto económico, otra vez los poderosos de por medio.

Mientras se habla de Vox y se le hace propaganda, no se habla de la ley que debería (así lo firmaron todos los partidos de la oposición) sustituir a la LOMCE (ni de que que esa ley debe buscar longevidad por medio de acuerdos), ni de la abolición de la llamada ley mordaza, los ataques al sisema público de salud y de pensiones, etc, etc. Asuntos todos que igual son más importantes que las obsesiones de quienes tienen el derecho de obsesionarse todo lo que quieran.

La estrategia de demonización de Vox le puede venir muy bien al PP (de donde procede el grueso de sus votos) y a los partidos que se ofrecen como exorcistas. Pero no deberíamos prohibir pensar ni expresarse a nadie, por desastroso que juzguemos el resultado. No se nos vaya la pólvora en salvas.

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