Opinión

Presentaciones de libros

LAS PRESENTACIONES de libros son hoy en día eventos ineludibles pensados para la promoción de los mismos. En un entorno cultural como el nuestro en el que cada año se editan más novedades bibliográficas resulta imprescindible mostrarlas de algún modo después de darles a luz. Podemos pensar en el autor/a como donante de la semilla y en el editor/a como el vientre que lo gestará y alumbrará. Es un símil un tanto arriesgado pero recoge cuanto tiene de arduo el asunto. La presentación equivaldría al bautizo en el sentido de que a través del mismo se muestra en público, en sociedad, al nuevo ser.

Aquí, en Pontevedra, las presentaciones (de libros, comics, discos, pelis, teatro, pintura, etc) son el pan nuestro de todas las semanas. Nuestra ciudad goza de una efervescencia cultural que para sí quisieran otras de mayor tamaño. Sin ir más lejos: si Vigo tuviese (proporcionalmente a su población) un volumen de actos semejante al de nuestra ciudad, tendría que editar un periódico entero para reseñar exclusivamente dichos eventos.

Aquí, en Pontevedra, las presentaciones (de libros, comics, discos, pelis, teatro, pintura, etc) son el pan nuestro de todas las semanas. Nuestra ciudad goza de una efervescencia cultural que para sí quisieran otras de mayor tamaño

La semana pasada tuvimos a Flip Corale en el centro comercial A Barca, regalando canciones y alegrándole la vida a la gente que iba a gastarla allí, o al menos su dinero. Tuvimos además: a Ledicia Costas, premio Nacional de literatura infantil entrevistada por Ramón Rozas en Conversas na UVI; también tuvimos a Ramón Rozas, periodista y activista cultural, entrevistando a Ledicia Costas en Conversas na UVI; la presentación en el Sexto Edificio de la primera biografía sobre la escritora y precursora del feminismo María Vinyals; una representación cómica a cargo de Mofa e Befa en Afundación; Eli Ríos hablando sobre su libro Luns en librería Paz; los filandeses Defunensemble en el 5º festival Vértixe Sonora. Y ya no hablamos de Tamara Andrés, con su nuevo poemario, Corpo de Antiochia porque entraba, por un par de kilómetros, en el término municipal de Poio. Sumen los que se han quedado en el tintero, ya que nos hemos centrado en los actos del final de la semana, y verán cuanta razón llevo. Este mismo jueves se presenta en Paz un poemario de un servidor y cerca de allí un amigo, Alexander Vórtice, estará presentando otro. No se da abasto.

Por si usted, amado lector, no ha asistido a ninguna presentación de un libro, ahora mismo le radiografiamos una. En primer lugar el público llega y se sienta. Luego los sesudos integrantes de la mesa llegan y se sientan enfrente del público. Ponen cara de intelectuales desde el principio, así sean unos caraduras o tengan caritas de ángel (esto no suele darse). Ponen también gestos y poses de intelectuales cuando hablan los compañeros de mesa: se cogen la barbilla, agarran las gafas, se mesan los cabellos (si se mesan los cabellos demasiado va a sar falta de champú, también les digo). En sus intervenciones se extienden más de la cuenta en hablar del libro y de su autor sin dejar claro si lo han leído siquiera o si conocen al autor: solo se trata de hacer ver que sí. El último en intervenir es la víctima, o sea el escritor, que da las gracias efusivamente al público y a la mesa por estar allí en lugar de estar haciendo algo de mayor provecho. Suelta una perorata sobre la obra, invita al resto de intervinientes a participar con preguntas que el escritor casi nunca saber contestar, lo cual resulta notorio pero, al no poder dar paso a publicidad porque todo es en directo, ha de salir por peteneras. Finalmente el público aplaude aliviado y hay un rompan filas generalizado con ribetes de huida. Se podrían contar más cosas de las presentaciones pero mejor les invito a la de este jueves a las 20.00 en Paz.

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