Opinión

Tremendas ausencias

LA SEMANA pasada no salió esta columna por un error sólo achacable a mí (esto es una especie de marca de la casa). Usted la habrá echado de menos. Confiéselo. Yo sí. Yo me eché mucho de menos. De hecho, abrí el periódico y todo me resultaba insípido. Ahí comprendí un poco a la Espe y a la Barberá. Solo he dicho “un poco”.

Me picó la curiosidad y quise averiguar por quién me habían sustituido, pero no fui capaz de superar el temor a que hubiesen colocado a una Manuela Carmena en mi lugar. Algunas comparaciones resultan detestables de puro reveladoras. Carmena está diciendo que dedicará casi 80 millones para comprar comida para los que la necesitan. Qué horror, no quiero imaginar qué les habrá prometido mi sustituto.

El egotismo nos ha hecho así a ciertos políticos y a mí. Aunque siempre le podemos echar la culpa al mundo, como Jeannette. Y yo, al menos, puedo pedir que me registren. No tengo más que un par de folios que tirar a la basura, nada de sacas con papel triturado. Dicen por internet, donde se dice de todo, que en Madrid trituraron por error el testamento de Carlos III. Yo de este rey no sé nada, salvo que llegó una mañana fría, con aire insigne se quitó el sombrero, bajó de su caballo y con voz profunda le dijo a su lacayo: “ahí está, la puerta de Alcalá”. Y eso lo aprendí en una canción que cantaban un par de rojos del estilo de Carmena. Ahora un bulo de internet dice que al pobre Carlos III le trituraron las últimas voluntades. Es lo que tiene el pánico, que te precipitas. Por un precipicio había que...

Oremos hermanos, para no entrar en tentación. Los bulos los carga el diablo.

Pero está probada gráficamente la destrucción de documentos en el ayuntamiento de Madrid. Un quintal de papeles estragados. Dizque que era material “sin interés”, claro: el único interés era destruirlos. En las pelis policiacas le llaman “borrar el rastro” pero aquí no vamos a ser tan mal pensados como los personajes de las pelis policiacas, ni siquiera como los espectadores de las pelis policiacas. Es que hay gente que ve una colilla tirada y ya está diciendo que alguien ha fumado allí.

Volviendo a lo esencial: si otro martes abren el periódico y no me hallan en el lugar de costumbre, no se desesperen. No sucumban a tentaciones suicidas. Descarten el revólver, que diría Tallón. Volveré, como el asesino al lugar del crimen, en este caso de los crímenes. De todos los crímenes del mundo, los cometidos contra la gramática y el sentido común son los que más indulgencia deberían despertar en nosotros. Yo, por si acaso, ya me lo perdono todo de antemano. Ustedes deberían hacerlo así también. Ustedes deberían perdonármelo todo y echarme mucho de menos.

Esto es lo que quieren que hagamos con ellos Barberá, Aguirre, Cospedal, Rajoy. Bueno, Rajoy lleva tiempo echándose de menos a si mismo. Se perdió de tanto esconderse. Ahora quiere hacernos la rosca y nos dice que los españoles somos muy españoles y mucho españoles, porque piensa que le vamos a perdonar sus ataques a la gramática y al sentido común. Ja.

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