Opinión

Venir para quedarse

Mientras escribo esto está lloviendo en Pontevedra. No es extraño en primavera, más bien lo contrario si nos fiamos de los refranes pero no, no nos fiamos porque no estamos para fiarnos de nada, ni de nadie. Es un síndrome en el que hemos caído todos, el PP el primero, mucho antes de que su líder lo verbalizara refiriéndose a Pedro Sánchez. Pero dejemos a Casado para más adelante y sigamos con la lluvia, una invitada bien recibida en este tiempo.

Supongo que estará ahí afuera el virus este, riéndose de la lluvia y de todos nosotros, empapándose sin ningún remilgo. Los científicos no saben cómo puede afectarle la humedad a este agente patógeno, dicen que estamos en "un escenario nuevo y desconocido". Es una frase que han acuñado y patentado y deben hacer descuento por usarla muchas veces, porque te la encuentras en todas partes. Tampoco se atreven a asegurar que los efectos del covid-19 menguarán con el calor del verano, aunque tienen cierta esperanza de que así sea. Esto los científicos, los demás ni les cuento.

Otra cosa que se dice mucho del coronavirus es que "ha venido para quedarse". Otra odiosa frase hecha de esas que si pronuncias las primeras palabras las demás salen ellas solas. Pero la gente las sigue diciendo porque dicen que somos animales de costumbres. Por ejemplo: si tienes la obligación autoimpuesta de criticar al gobierno a cada rato porque estás en la oposición, te resulta muy extraño no hacerlo aunque se trate de un asunto de emergencia sanitaria nacional. Lo que harás será decir que estás dispuesto a colaborar, a arrimar el hombro, para acto seguido ponerlo a caer de un burro. Un día tras otro. Y ya si, encima, no solo eres oposición al gobierno sino que gobiernas una autonomía, entonces es el acabose. Entonces la clave para tomar las medidas más acertadas en el tratamiento de la pandemia, para tomar medidas para evitar los contagios, para tomar medidas para iniciar la desescalada de las medidas de cuarentena... la tienes tú y solo tú y no se las vas a contar a nadie porque las necesitas para sacarle los colores al gobierno de la nación. Y la culpa es de este claramente porque no darte las competencias que necesitas para sacar a tu comunidad adelante (al resto que le den morcilla).

Vivimos en el país del refresco y las palomitas. Y no es consuelo que haya países que tengan como máximos responsables a sujetos como Donald Trump o Jair Bolsonaro (que han dado contundentes muestras de estupidez y han seguido haciéndolo durante esta pandemia). Está bien que la oposición pida cuentas si los chinos le cuelan al gobierno 8.000 test defectuosos, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras y hacer muecas de "que Dios nos ampare". Sobre todo si tenemos ejemplos como el de Alemania, que recibió de China la friolera de 11 millones de mascarillas defectuosas (filtros en mal estado y cintas rotas). Completemos el cuadro trayendo aquí la maravillosa idea de una asociación de comerciantes locales en Zahara de los atunes, que promovió una campaña de fumigación con lejía de las playas urbanas de aquella zona, para que los niños pudieran pasear por la orilla del mar. Las especies animales y dunas del entorno no han podido emitir ningún comunicado sobre la fumigación con lejía pero los individuos y colectivos que lo han hecho en su nombre han usado expresiones como "absurdo", "tontos de manual" y otras consideraciones poco cariñosas. 

He dicho que volvería con Casado. He visto la foto. Casado en un cuarto de baño, reflejándose en el espejo, en mangas de camisa, mirada extraviada, expresión doliente en el rostro. ¿Qué le duele? Le duele España, amigos, la duda ofende. Sus asesores de imagen deberían escoger: drogarse o trabajar. Las dos cosas a la vez son incompatibles. La foto es anterior a la alegría por poder salir, ya que hemos conseguido doblar la curva, o que se doblase ella sola… es una redundancia de manual, que una curva se doble. 

Finalmente, veo que sus majestades se han decicado a llamar a los hospitales de toda España para decirles que están con ellos y con España, a muerte, o sea. Y también a deportistas de élite, como Gasol, Nadal y compañía, para decirles… no sé qué rayos quieren decirles a estos, pero en eso consiste el trabajo de los reyes hoy. Madre mía.

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