A la hora del último partido de cada día en el Mundial, el seleccionador español se conecta al Twitch y se pasa un rato contestando preguntas que le manda la gente. Cuando anunció que lo iba a hacer se montó un revuelo importante en el país. Unos aplaudieron la decisión, otros la tacharon de excentricidad y hubo quien descorchó botellas de champán para celebrar la muerte del periodismo. A veces pienso que cada vuelta que el planeta da sobre sí mismo nos volvemos más intensos. No merece la pena vivir un día si en él no cambia el mundo, si en él no se pueden despreciar los siglos de civilización que tenemos por detrás.
Luis Enrique habló un día con su hijo, que acaba de entrar en la veintena, y entre los dos pensaron que podía ser una buena idea hacerse una cuenta en Twitch para estar en contacto con sus seguidores, sobre todo con los más jóvenes. Eso no va a cambiar su tensa relación con los medios de comunicación y mucho menos va a repercutir en el futuro del periodismo.
El otro día me conecté un momento y le estaban preguntado si prefería la tortilla con o sin cebolla. No creo que semejantes temas vayan a influir en la marcha del mundo. En todo caso, contestó que sin cebolla. ¡Grande Lucho!
