Opinión

La excusa del fútbol

ESPAÑA debutó este 13 de junio en una Eurocopa que ya ha dado argumentos como para ser suspendida. Están todos en casa con la cabeza entre las piernas avergonzados por formar parte de un tinglado que desde que empezó no para de vomitar imágenes dignas de uno de esos videojuegos ultraviolentos que habitan entre nosotros. Entre nosotros y también entre los que aún no han aprendido a leer. Los Mundiales tienen un aire más festivo. En primera ronda siempre te cruzas con la selección de un país que hay que buscar en el mapa, con un equipo exótico que invita a hacer bromas con los nombres de los futbolistas... Una Eurocopa no. Es algo más serio. Aquí es raro el duelo que no tenga un trasfondo histórico. Es difícil
encontrar un partido entre dos naciones que no hayan estado en guerra, que en algún momento hayan formado parte de otra más grande, que no tengan diferencias insalvables... Ahí encuentran la disculpa los energúmenos para liarse a golpes. No en el fútbol. Las heridas del fútbol se curan con el paso del tiempo, las que se cuentan en los libros de historia cicatrizan peor. España, que no falla a un Mundial desde 1974 ni a una Eurocopa desde 1992, se perdió los dos grandes conflictos armados del siglo XX, así que no tiene muchas cuentas pendientes. Y menos con la República Checa. Es de esperar pues que lo de hoy en Toulouse se quede en un partido de fútbol. Aunque tiene bemoles que la única duda de Del Bosque para hacer el once derive de la posible implicación de uno de sus porteros en un escándalo sexual. A ver si al final el fútbol no va a ser más que una bonita excusa para que a su alrededor pasen cosas.

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