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España escuela de igualdad, ni más ni menos

Este jueves estuve en el emblemático Castillo de Soutomaior disfrutando de la jornada Pacto de Estado contra la violencia de género impartida por la Escuela de Igualdad María Vinyals. Una de las ponentes fue especialmente brillante, y eso que ninguna de las demás conferenciantes desmerecía tal calificativo. Elegí el taller al azar y nada más comenzar la ponencia supe que había acertado. La Presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España, Gloria Poyatos, nos habló de la necesidad de juzgar con perspectiva de género como metodología de impartición de justicia equitativa. Ni más ni menos. Su envolvente exposición evidenció la categoría humana de una jueza que, por lo visto, además de tener un cerebro privilegiado, demostró una sensibilidad muy necesaria para los tiempos que corren hacia los grupos más desfavorecidos. Su lenguaje esperanzador, me animó a seguir creyendo en esto de la igualdad, e insiste en la importancia de la educación para cortar de raíz lo que denomina machismo tolerado. Por su proyecto pionero a nivel mundial Educando en Justicia Igualitaria recibió el reconocimiento del Women´s Link Worldwide a "la mejor sentencia del mundo de género con el impacto más positivo para las mujeres y las niñas en la protección de sus derechos". De nuevo, ni más ni menos.

Esta Magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias considera que “la desigualdad en los nombramientos de cargos públicos también puede considerarse violencia de género”. Afirmación que tal vez haya removido conciencias y por la que, de nuevo tal vez, el actual Presidente del Gobierno haya decidido nombrar un Consejo de Ministros con más mujeres de las que podíamos soñar. Y si a los hombres no les importó que el actual Tribunal Superior de Justicia lo hayan integrado únicamente 12 mujeres de los 83 integrantes que ha habido desde su constitución, no debería importar el cambio de rumbo en los nombramientos que se hagan a partir de ahora en muchas instituciones, pues es un buen comienzo el que empecemos a pasarnos por el forro esta violencia de género institucionalizada. Y hechos como este nuevo Consejo de Ministros o conceptos como el transmitido durante esta enriquecedora ponencia “educación transformativa” no deben dejarnos indiferentes.

Embelesada por la genialidad de Gloria y por su aportación innovadora e integradora en este ámbito judicial que muchos consideramos desusado por su alejamiento de la realidad, compruebo en las redes su mayor proeza, pues en el año 2016 tomó la iniciativa de darse de alta como prostituta en Hacienda y la Seguridad Social, demostrando que puede ser legal. Mediante este acto desafió la tendencia prohibicionista en Europa (la prostitución no está regulada en España) y se convirtió en la primera persona que abre una puerta para normalizar el trabajo sexual. Lo que empezó como un experimento terminó con la publicación de su libro titulado “La prostitución como trabajo autónomo” y es que parece ser, que cuando se presentó en Hacienda para cursar su alta en el Impuesto de Actividades Económicas como prostituta, la superiora jerárquica que la atendió (puesto que la funcionaria de turno no sabía ni dónde meterse) le confirmó que había un cajón desastre en el listado oficial de actividades económicas, y que la actividad en la que Gloria pretendía darse de alta (la prostitución) si la desempeñaba por cuenta propia, era legal y tenía cabida.

La frase de Benjamin Franklin con la que terminó su conferencia define perfectamente la hoja de ruta de esta inspiradora mujer “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. España, a través de este soplo de aire fresco ministerial, se transforma de golpe y plumazo en una escuela de igualdad de la que seguro tomarán nota el resto de países europeos, pues se ha convertido en el país con más representación femenina de todos los de la Unión Europea (de 17 carteras, 11 serán presididas por mujeres). Ni más ni menos. Y qué quieren que les diga, entre Gloria y la nueva directora de El País, Soledad Gallego-Díaz, hoy sí que creo que así se educa en igualdad: dando ejemplo. Ni más ni menos.

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