O LO QUE e es lo mismo; Hoy no tengo el chichi pa' farolillos. Y espero que no se me asusten o crean que me he vuelto loca, pues lo mismo les animo a tener un amante como al día siguiente les invito a mandarlo directamente al carajo. Se trata simplemente de la frase que aparece en la funda del móvil de mi madre y pocas locuciones me parecen tan descriptivas a la vez que realistas. Y digo yo, que si ella no se asusta, tampoco deberíamos hacerlo el resto, que para qué engañarnos, el no tener el chichi pa' farolillos es lo más normal que le puede pasar a una en estos momentos de hecatombe mundial.
Que si puede que sea Donald Trump el próximo Presidente de los Estados Unidos de América; Y por tanto, que si puede que haya una guerra en breve; Que si presenciamos el nombramiento (y no precisamente en diferido) de María Dolores de Cospedal como Ministra de Defensa; Que si el PSOE se desploma; Que si la gripe; Que si los piojos (quien tenga niños en edad escolar sabrá de lo que hablo); Que si volvemos a experimentar un aumento de la violencia de género entre los jóvenes españoles; Que si tenemos a varias niñas ingresadas menores de 13 años con comas etílicos en Galicia.
En fin, que a una se le pasan todas las ganas de ver el lado positivo de las cosas y se le hace un mundo trasladar a nuestros alarmados cerebros que aunque tengan muchos motivos por los que deberíamos estar contentas y por los que podríamos eventualmente dejarnos llevar por nuestra habitual lujuria desenfrenada hoy, ni Hillary ni yo, tenemos el chichi pa' farolillos.
