Opinión

Miedo y estrés en Manhattan

EL JUEVES, en el Congreso, se votaba el llamado decreto de la estiba. Antes de entrar en el hemiciclo, los periodistas rodeaban a tres diputadas (Ángela Rodríguez, de En Marea – Podemos, Marta Sorlí de Compromís y Teresa Jordá, de Esquerra Republicana) que acababan de llegar de Nueva York. Participaban de un viaje oficial, y habían regresado antes de tiempo por la importancia de la votación. “Hemos pasado mucho miedo y estrés”, decían. Sorprende el concepto de estrés y miedo: pedir a la agencia de viajes del Congreso que te busque un billete al precio que sea no es para estar acongojado. Escuchando a las diputadas y a sus grupos, que las trataban como heroínas, parecía que regresaban de rescatar a un niño del Empire State en llamas. Lo mollar del asunto es que la delegación española estaba integrada también por el resto de grupos parlamentarios, que suspendieron el viaje en cuanto se anunció la posibilidad de una votación importante. Cuando se fueron a Nueva York, las diputadas de En Marea, ERC y Compromís sabían que era posible que tuviesen que volver en dos días, y viajaron a pesar de todo. Tras confirmarse que se votaría el decreto de la estiba, hubo que conseguir tres plazas de avión a precio de oro.

Me pregunto si Podemos, Compromís y ERC habrían permitido viajar a sus diputadas si hubiesen tenido que hacerse cargo ellos del coste de un posible regreso. Es más, pregúntense si las tres diputadas hubiesen viajado de estar obligadas a pagar de su bolsillo los más de dos mil euros por cabeza que costó su pasaje. Permitan que imagine que no. Dicen que son nuevos (unos más que otros), pero hay que ver qué poco han tardado en aprender a usar las ventajas de la vieja política. El precio del dislate neoyorquino fue para estas diputadas el miedo y el estrés mientras otro les compraba un billete que cuesta el carro de la compra de una familia durante seis meses. Dicen que son la gente, pero vaya si han espabilado para comportarse como casta.

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