Blog | Marta está harta

Exámenes de septiembre

EL OTRO día mi hija me preguntó, muy seria, si yo creía que tenía posibilidades de aprobar “alguna” si se ponía a estudiar duro estos exámenes finales. La verdad es que me sorprendió la pregunta y sobre todo el tono de seriedad y responsabilidad, en los 9 meses de curso nunca la había visto tan seria y centrada. Si soy sincera ni en los últimos 9 meses de curso, ni en los últimos 3 años de su vida.
 
La pregunta me dejó algo descolocada, por no decir muy descolocada, de una forma natural e instintiva me salió decirle que por supuesto que si se ponía en serio y demostraba a los profes que se había preparado las materias entonces aprobaría, que hay que luchar hasta el final y que hay grandes profesionales y grandes carreras gracias a esa última oportunidad de septiembre pero no sé yo si sus profesores pensarán lo mismo. Y es que ahora el mensaje que se les transmite es el de “septiembre, ¿para qué?”. A día de hoy o se repite, o se pasa de curso con lo que se tiene suspenso, pero la idea de intentarlo hasta el final ya no es una opción. ¡Total los niños no van a hacer nada en verano!, te dicen los tutores.
 
Y de nuevo vuelvo a chocar, como Don Quijote con los molinos, con un sistema educativo en el que me siento una extraterrestre.  Entonces, ¿qué  hacemos si los niños suspenden cuatro, cinco, o las que sean; les dejamos repetir, les decimos que tiren la toalla? y lo que me parece más sangrante; ¿les damos un verano estupendo para que descansen del curso tan estresante que han pasado dedicándose a no hacer nada?.
 
Si, es verdad que si llevas todo el curso haciendo el mono las posibilidades de aprobar en los finales se reducen considerablemente, pero ¿ y nuestra obligación como adultos de transmitir a los adolescentes el espíritu de superación y trabajo hasta el final?
 
“Septiembre ¿para que?”, pues de toda la vida septiembre siempre fue el mes para salvar el curso aquellos que durante los 9 meses anteriores no se esforzaron lo suficiente. Septiembre supone el poder realizar un último esfuerzo para arreglar las cosas. Y septiembre por supuesto supone un castigo y es que si llevas 9 meses liándola ahora vas a estar 3 estudiando y así poder pasar de curso.

Y no olvidarnos lo importante que es enseñar a los jóvenes el valor de saber rectificar y corregir sus errores.
 
Yo creo que los cursos se han diseñado para ser aprobados y todo es cuestión de trabajo y disciplina y si no se consigue en 9 meses pues bienvenido sea septiembre. Así que animo a todos los padres que tendrán que ir a septiembre a que  animen a sus hijos a intentarlo, y si con el ánimo no llega pues habrá que dar un poquito de caña.

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