Opinión

Virreinatos socialistas

El regreso de Pachi Vázquez confirma que las estructuras provinciales constituyen hoy el último reducto del viejo PSdeG

AL MÉDICO de O Carballiño Manuel Pachi Vázquez le ocurre lo mismo que al humorista Moncho Borrajo o al grupo de rock Los Suaves: que llevan tantos años despidiéndose del escenario que ya nadie se lo cree. Dicen que es un vicio que tienen los de Ourense. El cómico de Baños de Molgas arrancaba en 2008 su gira Despedida y cierre con la que decía poner fin a su carrera pero no hace tanto que compartía plató con Gayoso en el Luar. Y del grupo de los hermanos Domínguez nada que añadir: publicaron el disco Adiós, adiós en 2010 en lo que se aventuraba como el cierre de un telón que nunca acaba de bajar del todo.

El caso de Pachi Vázquez no es muy distinto. En 2013 estiró al máximo su salida de la secretaría general del PSdeG, enredando hasta el infinito con la excusa de organizar las primeras primarias del socialismo español. Después aguantó en el Parlamento hasta que tuvo que irse; aunque le entró el gusanillo y se lanzó a las primarias de Ourense para las muncipales de 2015. Perdió y regresó a su retiro de San Amaro. Pero esta semana volvió a sorprender a propios y extraños con una aparición estelar para convertirse en lo que fue durante muchos años: el barón del socialismo ourensano.
Leiceaga, Caballero y Villarino, que recordó viejos tiempo en O Hórreo


En el fondo, la irrupción de Pachi Vázquez no hace más que confirmar que las estructuras provinciales del partido constituyen hoy el último reducto de una forma de hacer política que está en vías de desaparición y en el que intentan sobrevivir algunos nombres a los que les sería más provechosa una retirada digna. Y no es algo exclusivo del PSdeG ni mucho menos, porque ya le pasó en su día a Cacharro o Louzán en el PP. El único que sobrevive en ese hábitat es Baltar.

En el caso del PSdeG fue precisamente Pachi Vázquez quien en su día, dicen que con la ayuda del lucense Ricardo Varela, implantó las macroestructuras provinciales en el PSdeG, que hasta el momento operaba con vocación comarcal y se limitaba a contar con un coordinador en cada provincia. Hoy, Gonzalo Caballero quiere recuperar esa comarcalización del socialismo gallego, vaciando poco a poco de poder las baronías de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra. Ayer mismo, en una reunión con el grupo parlamentario, pidió impulsar "un nuevo tiempo político leal" con la nueva dirección. "El PSdeG no puede caer en el error de tener ningún virreinato provincial", dijo.

Lo que ocurre es que Gonzalo Caballero puede chocar de frente con otra realidad. Por un lado, su proceso de renovación de caras —el mismo que aplicó en su ejecutiva y sus 15 hombres y mujeres de confianza de la permanente— puede frenarse en seco si en las primarias se imponen, aunque resulte improbable, veteranos como Pachi o el lucense Arias, que llevan una eternidad en política, o algún otro "dinosaurio" que pueda surgir. Y por el otro, el proceso de vaciado de poder provincial será más difícil que nunca, porque estas baronías aprovecharon el año y medio de provisionalidad en la Rúa do Pino tras la caída de Besteiro para reforzar todavía más su posición. Y si encima Caballero no logra colocar a sus afines, la cuestión provincial puede acabar en problemón.

→ Ourense: los estertores del pachismo

"Pachi sabe destas cousas, de primarias e eleccións". Lo dijo ayer Alberto Núñez Feijóo, deseándole "sorte" al hombre al que tuvo como principal rival político varios años. Es cierto que al de O Carballiño le sobra experiencia, pero en la misma proporción en la que le faltan apoyos. Del todopoderoso pachismo solo quedan hoy residuos. Buena parte de la que fue su gente, comandada por Laura Seara, se distanció de él y hoy apoya a otro candidato, el alcalde de Amoeiro, Rafael Rodríguez Villarino, de la órbita de Gonzalo Caballero y que parece que jugará la partida con la diputada Noelia Blanco, de la órbita de Villoslada y el besteirismo. La tercera vía, representada por el concejal de Taboadela Álvaro Vila, pactará con Villarino y en ese escenario Pachi Vázquez quedará en fuera de juego. Salvo que su papel sea, únicamente, el de obedecer a Abel Caballero y presentarse para tratar de arrancarle algún voto a su díscolo sobrino.

→ Lugo: un pacto más que probable

En la provincia de Lugo —donde por cierto José Antonio Quiroga sigue sumando galones y ayer fue ascendido a la dirección del grupo parlamentario— ocurre algo parecido a Ourense. La aspirante de Gonzalo Caballero, Patricia Otero, tendrá que entenderse con Arias, de los críticos, para tratar de doblegar a Álvaro Santos. No es un pacto difícil porque a ambos los une el deseo de dar la puntilla al besteirismo. Sin embargo, sí hay una diferencia clara con Ourense, donde Caballero optó por un perfil con experiencia como el alcalde de Amoeiro, mientras que en Lugo la teniente de alcalde de Burela está, para muchos, todavía muy verde.

→ Pontevedra: Caballero VS Caballero

David Regades y Eduardo Reguera competirán en la provincia de Pontevedra en lo que es una nueva reproducción del duelo familiar de los Caballero. El primero, peón del alcalde de Vigo, parte con ventaja, al menos en la recogida de los avales.

→ A Coruña: sin cartas sobre la mesa

Es la provincia más difícil de descifrar porque hay movimientos, pero no pasos al frente oficiales. Para el sector de Caballero suena Julio Iglesias, alcalde de Ares, y para el de Valentín González Formoso se baraja su vecino Bernardo Fernández, regidor de Pontedeume. La alcaldesa de Bergondo, el alcalde de Cariño o algún afín a Mar Barcón también intentan salir en la foto.

Los presupuestos de la Xunta...

SIN APENAS TIEMPO para digerir el pleno casi monográfico sobre los incendios de la semana pasada la agenda política gallega ya presenta el segundo plato fuerte de la recta final del año: la sesión de los presupuestos de 2018, fijada para este lunes. La mayoría absoluta del PPdeG garantiza que las cuentas saldrán adelante, pero eso no impedirá el lío en O Hórreo. Luís Villares ya avanzó que En Marea exigirá la devolución de las cuentas por «decepcionantes e intolerables» y su colega Manolo Lago avanza enmiendas para incrementar en 500 millones los recursos disponibles y aumentar la intensidad de las políticas públicas. Y desde el BNG, Ana Pontón y Noa Presas adelantaron ayer su propuesta de una nueva política fiscal «verdadeiramente retributiva» que permita aumentar en 135 millones los ingresos de la Administración autonómica para destinarlos a blindar la sanidad, la educación, políticas culturales e impulsar el plan de normalización lingüística. Lo dicho, el espectáculo parece servido.

...y los de los ayuntamientos

EL CONCELLO DE VIGO se convirtió un año más en el primero de Galicia en sacar delante sus cuentas para el año que viene, algo que no consiguió hacer todavía el gobierno del ferrolano Jorge Suárez desde que asumió en 2015 el bastón de mando, algo parecido a lo que ocurre en Ourense. De hecho, el regidor de las mareas anda enzarzado estos días en la aprobación de las cuentas, ¡pero las de este año! Como ocurrió también en el anterior ejercicio, parece que será el nacionalista Lores en Pontevedra el siguiente en aprobar los números para el próximo año, mientras que en Santiago Martiño Noriega parece que los lleva encarrilados. A Coruña ya es otra historia, porque Xulio Ferreiro mantiene su divorcio con el PSdeG, mientras que en Lugo también suele atascarse la cuestión. El resumen de lo que ya parece una foto fija de las políticas financieras de las grandes ciudades es que las mayorías absolutas dan estabilidad y las minorías no, salvo en los casos en los que los alcaldes tienen recorrido político. Lores y Martiño son de esa raza.

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